Afrenta de Corpes, Cantar de Mío Cid

30.04.2014 22:48

Hallaron un vergel con una limpia fuente;

mandan plantar la tienda los infantes de Carrión,

con cuantos van con ellos ahí duermen esa noche,

con sus mujeres en brazos les muestran amor;

¡mal se lo cumplieron tras salir el sol!

Mandaron cargar las acémilas con los grandes bienes,

está recogida la tienda donde se albergaron de noche,

adelante había ido el séquito de los dos;

así lo mandaron los infantes de Carrión,

que ahí no quedase ninguno, mujer ni varón,

salvo sus mujeres ambas, doña Elvira y doña Sol;

solazarse quieren con ellas a plena satisfacción.

Los cuatro solos quedan, el resto se marchó,

tan gran mal urdieron los infantes de Carrión.

Irá este recado al Cid Campeador;

nos vengaremos en esta de la del león.”

Allí les quitan los mantos y los ciclatones.

Espuelas llevan calzadas los malos traidores,

en la mano tienen los cinchos, muy fuertes azotes.

Cuando esto vieron ellas, hablaba doña Sol:

“Por Dios os rogamos, don Diego y don Fernando,

dos espadas tenéis de filos cortadores,

a una dicen Colada y a la otra Tizón,

cortadnos las cabezas, seremos mártires las dos.

Los moros y los cristianos censurarán esta acción,

pues por lo que hayamos hecho no lo merecemos las dos.

Tan cruel castigo no hagáis con las dos:

si fuéramos golpeadas vuestra deshonra es mayor;

os lo reclamarán en vistas o en cortes.”

Lo que ruegan las dueñas no les tiene ningún pro.

Entonces les empiezan a dar los infantes de Carrión,

con las cinchas corredizas las golpean con gran furor;

con las espuelas agudas, cuyo recuerdo es peor,

les rompían las camisas y las carnes a las dos;

limpia salía la sangre sobre el ciclatón,

bien lo sienten ellas en su corazón.

¡Qué ventura sería esta si quisiese el Creador

que asomase ahora el Cid Campeador!

Mucho las golpearon, pues despiadados son:

sangrientas las camisas y todos los ciclatones.

Cansados están de herir ellos, ambos a dos,

rivalizando ambos en cuál dará mejores golpes.

Ya no pueden hablar doña Elvira y doña Sol,

por muertas las dejaron en el robledo de Corpes.