Biografía de mi padre, Por Irati Fernández.

30.12.2013 19:12

 

 

Rubén Fernández nació el 18 de julio de 1969, día festivo en aquellos tiempos en el que se festejaba el alzamiento al poder de franco, y desde el mismo hospital, pudo ver su madre pocos días después como el hombre pisaba la luna. Nació en la clínica La Milagrosa, en Tudela, aunque volvió a Castejón unos días después. Allí paso la mayoría de su infancia junto a sus dos hermanos mayores y sus padres.

Aunque debió empezar el colegio a los cuatro años, el primer día se puso a llorar, y mi abuela, mas bien por pena de ser su hijo pequeño que porque mi padre fuese a sufrir, decidió quedárselo en casa un año más. Cuando con cinco años fue al colegio, había tanta pobreza en España que allí mismo les daban un vaso de leche, para asegurarse de que al menos los niños la pudiesen tomar. Como él dice, creció “sin un duro” y no empezó a ganar dinero sino hasta los 19 años.

En su colegio eran casi todo niños (en su clase solo había cuatro chicas) y ya desde primero de primaria les pegaban con la regla. En la primaria no resulto ser un buen estudiante, pues como todos los niños del pueblo, dedicaba la tarde a dar vueltas con la bici y bañarse en el Ebro con sus hermanos y amigos.

Con doce años, se mudó a Zaragoza, con lo que se organizó un poco más. Fue al colegio de Las Fuentes, al Eliseo Godoi y al IES Corona de Aragón. Estudio en formación profesional delineación. Empezó a trabajar en los andamios con 19 años, y no ha cambiado de trabajo desde entonces. Paso su adolescencia al ritmo de Barricada, Ramoncín, Leño, La polla records, rock radical vasco, cantautores,The Smiths, REM, U2… con sus ahorros y las pagas de su madre compró un tocadiscos, unos altavoces y discos y con uno de sus primeros sueldos una mini cadena.

A los 19 años también empezó a salir con la que tras tres años sería su esposa, Miriam Arakistain. Cuando tenían 30 años me tuvieron a mí, dos años después a mi hermana Aitana y tres más tarde a mi hermano Josu.

A mi padre le encanta la natación. Por la mala postura siempre ha tenido muchos problemas de espalada y actualmente, la mezcla de cloro y agua de la piscina es mas sagrada para el que el agua bendita. De hecho, es bastante exagerado con los poderes milagrosos de la piscina, pues a cada queja que tengo me ofrece como solución acompañarle a nadar. ¿Espinillas? El cloro de la piscina te limpiará en profundidad. ¿Embobada? Seguro que si vas a la piscina te despejas.

Otro deporte que le gusta es el ciclismo. Todos los sábados por la mañana, el y mi madre madrugan muchísimo para hacer treinta quilómetros y volver antes de que nosotros, los niños,  nos despertemos. Una vez él y sus amigos hicieron cien quilómetros, desde aquí hasta Tudela. Como tenemos una casa en Santa Isabel, siempre que tenemos que coger o dejar algo vamos en bici, a lo que yo no le veo mucho sentido, pues bastante más rápido seria ir en coche.

Aunque él no es muy lector, muchas veces me recomienda libros que le han gustado y los leemos juntos o se los tengo que volver a contar, porque la mayoría los leyó hace tiempo y solo se acuerda del título o los personajes. Su libro favorito es El perfume, libro que pensaba leer estas navidades.

Actualmente vive en la calle heroísmo con su familia y dos gatos que no le agradan agradan nada. Se siente feliz como una perdiz.